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Ficción para acercar el pasado
Cuando la biblioteca de Mondragón me pidió particiar en Hitzartea km0 de 2022 tuve alguna duda. No tenía del todo claro si era el momento de hacer público a mi alter ego, Irene Tristán.
Hacía tiempo que venía publicando cosas con ese pseudónimo, sobre todo poemas. Y en el cajón, bien guardados, tenía varios manuscritos firmados con ese mismo nombre. Muchos de esos textos estaban basados en hechos históricos que he ido encontrando en los archivos y bibliotecas que he visitado a lo largo de los años.
¿Quién es Irene?
¿Qué ocurre cuando una historiadora que tiene publicaciones de difusión y divulgación sobre sus materias, comienza a ficcionar? Esa fue la primera pregunta que me hice cuando, por medio del proyecto Feel Euskadi, comencé a abrirme paso en el mundo de la edición.
Las personas interesadas en mis campos de estudio podrían chocar con una realidad, algunas publicaciones carecerían de rigor científico al ser noveladas. Así que la solución fue crear un personaje. Alguien con quien yo me identificase pero, dejando de ser yo misma.
Ese personaje es Irene Tristán. Un nombre que aúna mis raíces; la paterna (Irene era el nombre de mi abuela) y la materna (Tristán es el apellido de mi madre). Con ella dejo volar la imaginación y doy rienda suelta a mi lado menos académico y más creativo.
Un cuento de cuentos
Con Acomardiy, arranca una serie de relatos cortos basados en hechos históricos que tienen como escenario la comarca de Debagoiena.
Lo presentaré en una lectura pública el próxima día 29 de abril en Kulturate, la biblioteca de Arrasate y, aunque estoy acostumbrada a realizar visitas guiadas para infinidad de personas, admito que, leer mis textos en público me genera un cosquilleo en la tripa que hace muchos años no sentía.